En primer lugar habría que explicar que entendemos por “las
formas del pasado”. Hasta la aparición del Movimiento Moderno, durante los años
20 del siglo XX, los edificios se construían siguiendo indefectiblemente unos códigos
formales que pertenecían vigentes desde tiempo inmemorial. El Movimiento
Moderno vino a tratar de destruir esos códigos formales tan antiguos como la
propia arquitectura, que conocemos vulgarmente como “las formas del pasado”.
Los nuevos códigos impuestos por la modernidad, se basaban en la abstracción,
la desnudez ornamental, la expresión geométrica pura y la renuncia a los
estilos formales, que el Movimiento Moderno consideraba inútiles y
perjudiciales. Estos nuevos códigos se impusieron un cierto tiempo, pero al
cabo de dicho tiempo, se demostró que era esfuerzo baldío pretender borrar la
historia de los estilos.
La sensibilidad humana se cansa de la frialdad y de la
abstracción de ciertos edificios modernos, y hoy, vemos cómo se vuelven a
utilizar formas del pasado. El Movimiento Moderno predicaba que había que
olvidarse de las molduras, de los capiteles y de todos los ornamentos, ya que
no formaban parte de la esencia del edificio. Sin embargo, el hombre necesita
vivir junto a sus ornamentos. La prueba esta en nuestras propias casas,
ornamentamos nuestras viviendas para hacerlas nuestras, personalizarlas.
Las formas ornamentadas del pasado, por otra parte, le dan
un estilo a la arquitectura, aunque, los edificios del movimiento moderno también
buscan su propio estilo, el estilo racionalista, mas conocido como el estilo
moderno. Sin embargo deja insatisfechas a las personas. Muchas viviendas del
movimiento modernos han sido transformadas por sus propietarios a lo largo del
tiempo, precisamente para añadirles esas formas del pasado que le faltaban.
Las formas del pasado: las cubiertas de tejas a dos aguas,
los ordenes arquitectónicos, las cornisas, las molduras, la ornamentación, los
arcos, los frontones, etc. Nunca son malos en esencia. Un arquitecto actual
puede usar legítimamente estor recursos formales y no por ello ser tachado de
retrogrado o de ignorante. Precisamente el uso de esas formas del pasado da al
arquitecto el valor de un conocedor culto de la historia.
Las formas del pasado dan un encanto especial incluso a lo
que hacemos en el presente. Pensemos en los actuales diseños de automóviles,
cada vez más frecuentemente se opta por revivals actualizados de clásicos de
otras épocas. Si las formas retro son admitidas en otros ámbitos ¿Por qué iban
a estar prohibidas en la arquitectura? Los arquitectos que admiten la
utilización de formas del pasado en sus edificios no son los mas intolerantes e
intransigentes, ya que ellos permiten la coexistencia con las formas del
presente. En cambio hay cierta intolerancia entre los arquitectos modernos que
pretenden desterrar de la arquitectura a la columna, al frontón, a la
balaustrada, a la moldura y a la voluta.
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